Más transparente, echále lavandina

La alegría me invade al poder colaborar con la prestigiosa -y ya reconocida nacionalmente publicación- de PLL. En el estilo que sigue, es probable que el lector no encuentre tanta acidez, pero siempre mucha pasión y simpatía de la buena. 

El tema de hoy, es uno que “no mide”, no vende, ni importa: la corrupción. Es que los muchachos de Transparencia Internacional publicaron su Barómetro Global de Corrupción 2010. La lectura de los medios es que el 62% de los argentinos observa que aumentó la percepción de corrupción en los últimos tres años. Ahondar en esta cuestión sería redundar para caer en lugares comunes, ya que un análisis estructural de la cuestión no es digno de este blog.

Sin embargo, una querida amiga, BS, que seguramente no lee ni por asomo PLL (aunque está fascinada por el “embate cultural” de la blogsfera K y la conquista de “las capas medias”) debe estar preocupada por el informe de TI. Ella sostiene que para bancar a este gobierno hay que tragarse varios sapos, y el más grande de todos ellos es la corrupción. Y cada tanto enumera los hechos: las valijas del gordito Antonini, el quilombo de Skanska que nadie entiende, el ya ultragastado “capitalismo de amigos”, la valijita de Miceli… y bueno, también están los barquitos y las casitas del amigo Jaime (a quien yo, personalmente, no banco por falta de sonrisa y cercanía al pueblo).

Acá, Bety, defendemos el modelo Nac&Pop y nos comemos los sapos, las sapas y las ranas, si es necesario. Estamos con Cristina (pero dejaré de estarlo si va con Juancito, porque él es “nacional”, ¿pero popular? ¡mamita!). 

Por eso, querida corrupción, en PLL no te tenemos miedo. Y es más, el que tire una moneda (o un barquito… o una casita… o algo…) será laureado en los siguientes posteos. 

Don Caetano